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A estas alturas, me supongo que la mayoría de todos nosotros hemos leído ya el mensaje del Papa sobre la Cuaresma. Yo, a decir verdad, no creo que haya sido de las primeras en leerlo; y en cuanto lo he leído no me he conformado con leerlo solo una vez, sino que lo he leído unas cuantas veces más.

Así visto por encima, sin a penas leerlo, tan solo echándole un ojo se pude ver que el Papa Francisco ha dividido dicho mensaje en 4 puntos los cuales son el Misterio pascual, fundamento de la conversión; la Urgencia de conversión; la apasionada voluntad de Dios de dialogar con sus hijos y una riqueza para compartir, no acumular sólo para sí mismo. Todos y cada uno de ellos, a mí, particularmente, me traen a la memoria todo esto que tanto nos apasiona y de lo que tanto disfrutamos, el Arte.

En el punto uno, El Misterio pascual, fundamento de la conversión, cuando menciona «Mira los brazos abiertos de Cristo crucificado, déjate salvar una y otra vez. Y cuando te acerques a confesar tus pecados, cree firmemente en su misericordia que te libera de la culpa. Contempla su sangre derramada con tanto cariño y déjate purificar por ella. Así podrás renacer, una y otra vez» (n. 123)”, me viene a la mente el cuadro Cristo San Juan de la Cruz que pintó el pintor Salvador Dalí al óleo sobre lienzo de lino que se encuentra en el museo Kelvin Grove de Escocia. Un Cristo ya colgado en la Cruz, después de haber pasado por todo lo que pasó deuna manera tan salvaje e injusta por todos nosotros, por todos nuestros pecados y por solo un motivo, pero por un motivo escrito en mayúsculas, por AMOR.

En el punto dos, Urgencia de conversión, cuando nos dice: “La experiencia de la misericordia, efectivamente, es posible sólo en un «cara a cara» con el Señor crucificado y resucitado «que me amó y se entregó por mí» (Ga 2,20). Un diálogo de corazón a corazón, de amigo a amigo.”.  Tras leer esto ha sido en el momento en que he pensado en los artistas, concretamente cuando dice ««cara a cara» con el Señor», así es como imagino a yo todos los artistas, independientemente de su arte, cuando realizan alguna de sus obras, ya sea pintura, ya sea escultura, ya sea poesía o ya sea arquitectura. Me imagino un cara a cara, a un artista lleno de sentimientos para expresar frente a un Dios que le acompaña y le guía en su inspiración.

En el punto tres, La apasionada voluntad de Dios de dialogar con sus hijos, cuando dice:” En Jesús crucificado, a quien «Dios hizo pecado en favor nuestro» (2 Co 5,21), ha llegado esta voluntad hasta el punto de hacer recaer sobre su Hijo todos nuestros pecados, hasta “poner a Dios contra Dios”, me ha venido a la mente otra imagen, pero esta vez en escultura, una de las obras maestras de Jose María Ruiz Montes, el Cristo del perdón que se encuentra en Ciudad Real, en la Parroquia de Nuestra Señora de Gracia. En esta escultura se ve claramente lo que Jose María Ruiz Montes ha querido plasmar, que es el momento en que Cristo dijo: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. Escultura en la cual también se puede ver representado el perdón eterno a las personas que buscan reconciliarse con el Padre.

Y en el punto cuatro, titulado como Una riqueza para compartir, no para acumular sólo para sí mismo, en donde nos dice “poner el Misterio pascual en el centro de la vida significa sentir compasión por las llagas de Cristo crucificado presentes en las numerosas víctimas inocentes de las guerras, de los abusos contra la vida tanto del no nacido como del anciano, de las múltiples formas de violencia, de los desastres medioambientales, de la distribución injusta de los bienes de la tierra, de la trata de personas en todas sus formas y de la sed desenfrenada de ganancias, que es una forma de idolatría”. Aquí concretamente me ha recordado a una escultura también, realizada por la escultora Ana Rey en la cual ves a un Cristo lleno de heridas y marcas por los latigazos y numerosas barbaries a las que fue sometido con un rostro marcado por el dolor, un dolor inimaginable por la razón humana e insuperable para cualquiera.

A decir verdad, no hay día que no me sorprenda en cuanto al Arte, porque siempre lea uno lo que lea, y más viniendo del Papa Francisco o lee claramente alguna mención del Arte o bien te lleva a pensar en ello. Y así como no me deja de sorprender esto propiamente dicho tampoco me dejo de enorgullecer de la gran pasión que me ha concedido el Señor por el Arte, sin excepcionar absolutamente ninguno.

Eva Sena,