foto del blog de hoy 08-10

Dos días han pasado ya después del gran fin de semana que hemos tenido repleto de eventos. Eventos que espero que se puedan repetir y eventos en los que ya no sólo fueron idóneos para acompasar el tiempo de ocio junto con gente extraordinaria; sino que también han sido espectaculares por la gran organización que se tuvo, por la atención recibida en todo momento y por la cantidad de sabiduría y cultura recibida por Dª Ana Estrella Suances y D. Fernandez Jiménez Páez con sus presentaciones tanto como con la historia del vino como con la correspndiente cata que vino a continuación.

De ahí y de todo esto que os cuento viene relacionado el blog de hoy, puesto que me resultaba imposible hablaros de otra cosa que no fuese de la apasionante relación que hay entre el vino y el arte, relación que ha ido evolucionando progresivamente a lo largo del tiempo.

Dicho así, a groso modo, el vino y el arte, juntando estos dos términos, a voz de pronto parece que no tienen mucho que ver, ¿no os parece? A mí, particularmente, me lo pareció hasta que fui al evento organizado de la cata de vinos este fin de semana pasado en la cual aprendí muchísimo y de la cual os quiero compartir absolutamente todo.

Antes que nada, como apasionada ya no sólo de la poesía y de la literatura, sino también del arte en general, mundo en el cual me estoy adentrando de cada día un poquito más, permitidme mencionaros, a modo introductorio, algunas de las obras de algunos de nuestros grandes artistas, los cuales jamás van a desaparecer ni de la historia del arte ni de nuestra memoria, artistas en donde con su arte llevan el vino a algunos de sus cuadros.

Se que hay infinidad de obras y de artistas en donde han elegido por temática la enología para pintar, pero como no me quiero extender mucho, citaré tan sólo tres de nuestros grandes e insuperables artistas y de cada uno de ellos os detallare una de sus muchas obras realizadas.

Los artistas elegidos para este blog no pueden ser otros que Velázquez, Goya y Van Gogh.

Velázquez con su obra “El triunfo de Baco” también conocido como “Los borrachos” en donde aparecen personajes con rostros enrojecidos por el alcohol haciendo partícipe a su alegría.

Goya con su obra “La merienda”, en donde simboliza el vino para plasmar una escena alegre y de recreo resaltando el brindis de dos de los personajes pintados en el cuadro.

Van Gogh con su obra “El viñedo de Arlés”, en la cual el pintor plasma la recogida de la vendimia en un atardecer, aparentemente otoñal, por la tonalidad de sus colores.

Tras mencionaros estas tres obras elegidas para este blog, las cuales han sido seleccionadas simplemente por ser las que más me han llamado la atención en referente a esta temática, no puedo finalizar el blog de otra manera que no sea dando unas pinceladas al componente religioso del vino (tema estrella en la charla que recibimos de la voz de Dª Ana Estrella Suances antes de la cata) y, ya que, no nos podemos olvidar tampoco que somos una asociación de Arte y Fe.

La Europa Occidental da su importancia al vino, fundamentalmente, por la vinculación del papel que desempeña el vino en el oficio sacramental. Así que, el vino ya no es un producto más de la tierra si no que lo tomarán como un regalo de Dios. La iglesia cristiana consagra el vino, que se identifica con la sangre de Cristo, y lo asigna un papel destacado en el rito litúrgico.

Es por ello, que, en la Edad Media, la iglesia multiplica la plantación de vides y en los monasterios, la actividad agrícola principal pasa a ser las cepas.

Y así, debido a la extensión del cristianismo, el consumo del vino se popularizó en toda Europa incorporándose como elemento fundamental de la dieta alimenticia para la población.

Y ahora bien, dicho todo esto, ¿verdad que hay una importante y clara relación entre el vino y el arte? Desde mi punto de vista, muchísimo mas de lo que me podría imaginar.

Eva Sena,