FOTO BLOG

Otoño, invierno, primavera y verano, las cuatro estaciones del año que se distinguen por sus colores y su luz. A lo largo del año se funden en el cielo, los campos y las ciudades los colores grises, azules, verdes, ocres, amarillos, rosas, violetas, marrones y otros muchos más. Es tanto el impacto que ejercen las estaciones sobre nosotros que a los artistas a lo largo de los siglos les ha servido de inspiración. Si hablo de música seguro que lo primero que suena en vuestra mente son “Las cuatro estaciones” de Antonio Vivaldi, una gran obra maestra. En pintura, muchos recordaréis “La Primavera” de Sandro Botticelli o “El Otoño” de Alphonse Mucha. Y es curioso como un escultor contemporáneo, Philp Haas, ha creado su versión de las cuatro estaciones de los cuadros de Giuseppe Arcimboldo en cuatro esculturas. Las estaciones son fuente de inspiración para los escritores y poetas, como José Hierro en uno de sus poemas, “Viento de invierno”. Y así podría seguir citando a artistas que han reflejado las estaciones en sus obras.

¿Pero podríamos hablar de la primavera en el arte religioso? Es evidente que sí puesto que las estaciones forman parte de la creación de Dios. En la foto de hoy “Primavera” de Isaac Abad, se transparenta la primavera con esos colores alegres y vivos. Además, te lleva a admirar la naturaleza y a rezar. No hace falta que en un cuadro haya una cruz, en una escultura un ángel o que se cante una canción a la Virgen María para hablar de arte religioso. A veces no nos damos cuenta y es que Dios está en todas partes…en ese cielo azulado, en los diferentes tipos de árboles, en el campo, en las florecilas lilas, en la sombra creada por el sol, en los caballos paseando…¡Dios está!

Y Dios está en el otoño, Dios está en el invierno, Dios está en la primavera y Dios está en el verano. Cada estación tiene su encanto, pero lo que sí es cierto es que parece que la primavera es la estación más esperada y admirada por los artistas. Inspira alegría, frescura y motivación. Es la estación en que las flores salen con sus vivos colores, las hojas de los árboles crecen, el sol ilumina con una sonrisa más fuerte y las personas están jubilosas y gozosas. Dios está en la primavera y en todas las estaciones.

Y es que contemplar una fotografía como la que hoy os presentamos me invita a rezar. Me hace darme cuenta que la naturaleza no ha podido surgir así sin más de la nada, que ha tenido que ser creada por Dios. Que esa combinación tan perfecta de colores es porque los ha creado alguien que ama el mundo, alguien que nos ama a cada uno de nosotros para que podamos disfrutarlos…y no puede ser otro que Dios. Ese cielo de azul intenso en el que se entremezclan unas nubes me hace mirar hacia arriba y adorar al Señor. Observar los caballos me hace recordar la creación del Génesis cuando en el capítulo 1, 24-25 dice: “Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vió Dios que era bueno.” Y esta fotografía me hace imaginar que por ese sendero paseó Jesucristo, como si fuese el camino a Emaús.

Creo que casitodos (por no decir todos) estaréis de acuerdo conmigo si afirmo que sin duda esta fotografía “Primavera” de Isaac Abad es arte religioso. Y es que Dios nos susurra, nos habla al alma en la naturaleza.

¡Dios está! Y Dios está en la primavera en el arte religioso.

Elena Mtz-A