Javier González
Javier Gonzalez, filólogo y pintor, nace en Madrid en 1978, desarrollando su visión plástica y literaria desde temprana edad.
Estudia pintura en el Taller del Prado(Madrid) entre los años 2010-2014. Combina dicha formación con otros cursos, además de su formación autodidacta.
Se inicia en la figuración, con influencias impresionistas y fauvistas; paisajes optimistas cargados de simbolismo: el camino, como reflejo de la vida y los fuertes contrastes de luz y color.
Javier persigue un nuevo lenguaje, libre de referentes externos, una nueva expresión, basada únicamente en el color y la forma: es así como su pintura evoluciona hacia la abstracción.
Pese a tratarse de una propuesta técnica y conceptualmente distinta de la anterior, su estilo está siempre caracterizado por el intenso cromatismo y el contraste armónico de sus composiciones.
Su pintura es al tiempo alegre y elegante, invita a la reflexión y transmite sencillez y optimismo. Entre sus influencias, cabe citar a Joan Miró, los expresionistas abstractos o el más actual Sean Scully.
Colabora en ferias y proyectos artísticos, como Artbanchel 2019, exhibiendo parte de su obra bajo el título “El Paisaje Americano”. Igualmente participa en exposiciones, tanto individuales como colectivas, y es invitado a exhibir su obra en la Asociación Española de Pintores y Escultores, en Madrid.
Actualmente vive y trabaja en Madrid, donde ejerce como profesor de literatura y compagina su dedicación a la pintura con su actividad docente.
«Primavera»
«Diálogo interior»
Mi propuesta se enmarca dentro del expresionismo abstracto y es la síntesis entre las influencias recibidas y mis propios anhelos e individualidad, donde cristalizan, para producir un lenguaje nuevo, en el que la forma y el color expresan por sí mismos.
De entre mis referentes, no oculto mi admiración por los fauvistas, especialmente por Matisse; por el lirismo de de Kooning; por la pureza de Joan Miró y por la síntesis de Scully.
Mi pintura está libre de referentes físicos externos, pero sí busco con ella captar una parte de la realidad del mundo, eso sí, intangible: pretendo establecer un diálogo optimista con el espectador, dar esperanza y mostrar el lado amable de las cosas.
No es el mío un optimismo “porque sí”, sino un optimismo que lucha y un optimismo que acepta. En mi pintura busco un dinamismo geométrico, regido por una aparente aleatoriedad que no es tal y que, con el trazo espontáneo, invita a fluir, del movimiento a la quietud, de la intensidad a la calma.
Es una pintura de contrastes; de color y de forma, caracterizada por un intenso cromatismo, que da alegría y no satura, transmite armonía y produce una alegría serena.
Algunas de sus obras…
«Udazkenari»
«Katsumi»
«Interacciones»