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Cuando me pidieron que escribiera sobre este tema, lo primero que me plantee es si el Derecho es un arte o no, o si yo me considero un artista.

          A la segunda pregunta la respuesta es fácil, yo no me considero ningún artista, pero sí que, dando vueltas al asunto, si considero que el mundo del Derecho puede ser un arte.

          Para que mi ejercicio profesional sea un arte, considero fundamental en primer lugar, ver como ejerzo mi profesión, es decir si mi trabajo se convierte en un automatismo, que no tiene en cuenta que cada procedimiento es único, o veo que cada caso es único en sí mismo, en el primer caso no nos encontraríamos ante un arte, sino ante una repetición de escritos, procedimientos, etc., con los matices de cada uno, pero no viendo el pleito como algo único, sino como uno más. Sin embargo, si vemos cada pleito, cada consulta, como una vida, como algo único, aunque se asemeje a otros procedimientos, si podemos ver el ejercicio como un arte, que desde un hecho construye una historia, específica para ese caso.

          Al dar vueltas a esta cuestión del Derecho como arte, lo primero que se me viene a la cabeza, es que el ejercicio del Derecho, aparte de toda la fase de estudio que conlleva, lo fundamental es ver el enfoque que se le da a cada asunto, que es único por si mismo, aunque hagamos múltiples procedimientos iguales, cada caso es singular, y particular, por los matices y la historia particular que hay detrás.

          El Arte del Derecho, es ver como desde una situación objetiva, la que sea, construimos una historia, que fundamente aquello que reclamamos, o que fundamente la oposición a algo que se nos reclama de contrario, desde el mismo hecho y toda la historia que rodea a las personas que intervienen y a los hechos en si mismos valorados.

          Es decir, desde una realidad, la que sea, en un procedimiento judicial, se construyen dos historias, partiendo de un mismo hecho, aceptando algunas cuestiones, negando otras, dando distintas interpretaciones a unas mismas palabras o hechos.

          Evidentemente esto no siempre es posible, ya que existen hechos que no son interpretables, que son lo que son, pero si, en todos los casos, se pueden obtener matices, que hacen que la visión de los que estamos inmersos en el asunto sea diferente y desde estas diferencias construir el caso.

          Por ello, en otras disciplinas artísticas, se crean obras, desde el Derecho, ya sea en pintura, escultura, literatura, cine, etc., por ejemplo existen grandes películas y libros basadas en procesos judiciales, en los que el procedimiento judicial es el hilo conductor, pero lo interesante es ver el interior de como los personajes se ven influidos en sus vidas, por el proceso judicial.

          Por todo lo expuesto, y tras reflexionar sobre este tema, para poder escribir este texto, si me preguntáis ahora, si creo que el Derecho es un arte, y sólo espero poder seguir construyendo historias particulares, en el ejercicio profesional, hasta que cuelgue la toga, aunque siga sin considerarme un artista.

Jose Antonio Fernández,