Hace nada hablábamos del verano y hace nada, tan solo uno días, hemos pisado otoño. Si hay algo en lo que creo (a parte de en Dios) es que el tiempo pasa sin darnos absolutamente nada de cuenta.
Otoño, es solamente pensar en esta estación y lo que se me viene a la cabeza es un nuevo cambio. Cambio de actividades, cambio de clima, cambio de moda, y lo que más me impacta es en el cambio de colores, ¿a vosotros no? No me digáis que es oír mencionar la palabra otoño o pensar en esta estación tan propia de cambios y no os aparece en la mente unas imágenes a modo de fotografías con tardes más oscuras por el acortamiento de los días y con las calles vestidas de hojas rojizas, marrones y amarillas. Hojas las cuales habían sido tan fieles a sus árboles durante el resto del año y que por motivos de la propia estación han acabado abandonando sus ramas para, en unos meses, dar paso a otras nuevas hojas con colores que nos transmiten más vida y alegría.
Hablando de fotografías, mención dicha en mi párrafo anterior (aunque fuese tan sólo en forma de metáfora) dejadme comentaros algo que me acaba de venir a la mente y que mis dedos no se pueden resistir y necesitan anisadamente teclear para contároslo. Esto es en referencia al arte de la fotografía, arte que no pasa para nada desapercibido en esta Asociación tan plena de fe y tan llena de arte, así como repleta de artistas contemporáneos (de ahí su nombre “Arte y Fe”). Pues lo que os quería decir es que no se si a vosotros, pero en mi caso, las fotografías tomadas en esta estación, en otoño, me traen, sobre todo sentimiento de nostalgia; al igual que las fotografías antiguas que se revelaban en tono sepia o incluso las fotografías de hoy en día retocadas en modo sepia.
A mí, principalmente, y no me preguntéis porqué, el otoño es una de las estaciones que más me inspiran para escribir. A lo mismo es porque al ser una época algo más fría, la cual te invita a estar más en casa debido al frío que a veces trae y debido a que los días tardan menos en convertirse en noche, me apetece estar recogida y disfrutar de un ambiente más hogareño estando, por ejemplo, sentada en el sofá (sitio el cual acostumbro escoger para ponerme a escribir o al menos para intentar hacerlo, porque la inspiración, al menos la mía, es así de inesperada, que a veces te llama cuando menos la buscas y cuando la necesitas es cuando no se sabe nada de ella).
Pienso también que es una muy buena época para adentrarnos algo más en el arte visitando los museos tan espectaculares que nos brinda Madrid o cualquiera de las ciudades en las que estéis, ya que, absolutamente todas las ciudades tienen infinidad de museos y a cuál de ellos más espectaculares.
Y ya, ya me imagino lo que vais a pensar y es que “ya habéis ido”. Eso no importa, esta estación es muy buena época para volver a visitarlos puesto que podéis encontrar obras de arte nuevas, exposiciones exclusivas y un largo sin fin de novedades que siempre el arte nos ofrece.
También podemos aprovechar el arte en esta estación echando fotografías; como, por ejemplo, de alguien pisando las desahuciadas hojas de los árboles o si sois más de paisajes, echar fotos a alguno de los paisajes convertidos en sensacionales escenas para la retina inmersas en colores cálidos con sus tonalidades naranjas, ocres, amarillas y marrones.
No me vais a decir que no es una estación ideal para salir y con el objetivo de la cámara apuntar a todo aquello que más nos impacte para luego revelarlo o guardarlo y acumularlo en el baúl de los recuerdos. Puesto que cualquier fotografía vista, ya bien al largo tiempo de haberla hecho o bien al poco tiempo de su realización, nos va a traer recuerdos, sentimientos y a lo mismo también un poquito de nostalgia.
Y si no os convence ninguna de estas dos propuestas, a esta tercera opción no creo yo que no me vayáis a decir que no. Os invito a dejaros llevar por esta nueva estación que acabamos de pisar y aprovechar para dar rienda suelta a la inspiración y cada cual con su arte plasmar lo que el Señor o el Espíritu Santo le ponga en su corazón para darlo a conocer al mundo.
Artistas y apasionados del arte, con este artículo os quiero decir y en estas últimas cinco líneas os vengo a resumir que no hay excusas para dar de lado al arte y cualquier estación del año es increíblemente bella y super apropiada para disfrutar del arte.
No nos olvidemos nunca de las sabias, acertadas y correctísimas palabras que nos dedicó en su día el Papa Francisco referente al arte las cuales son “el arte comparte con la fe el mismo camino: el de la belleza”.
Ignacio Pereira y Eva Sena,