Si la memoria no me traiciona me atrevo a deciros que nunca os he hablado de este gran poeta, de Jose Luis Martín Descalzo.
Debo mencionaros que es uno de los grandes de entre todos los poetas de esta época.
Por ello es, que, cada vez que una de sus poesías acaba siendo leída por mí en consecuencia a mi necesidad diaria de nutrirme de este fanatismo por la poesía que Dios me ha concedido, mi asombro no deja de deslumbrar a mi entusiasmo y éste es quien me insiste en que no me conforme con leer sólo una, sino que siga leyendo una tras otra.
De Jose Luis Martín Descalzo, toledano de nacimiento, podría compartir infinidad de poesías suyas, así como de cientos de escritos suyos en prosa, que por la cual ha obtenido diferentes premios. Pero como me resulta imposible incluiros tantos y tantos escritos por él, me he dedicado a seleccionar uno de los poemas que más me ha llenado y éste es el que aquí os regalo.
“Crucificado entre las dos ternuras”
Crucificado entre las dos ternuras
vivo, Señor. Hermanos, vivo
crucificado entre las dos ternuras.
Ah, si supierais cuánto amé a los hombres,
cómo en el dulce reino de la tierra quise
vivir, qué trozos de mi sangre
por el hombre daría.
Ah, si supierais qué dolor y cómo
me queman las palabras cuando grito
llamando a cada cosa por su insulto.
Cuántas veces y cuántas en la noche
me desperté llorando: el carnicero
dolor de preparaba. Yo sabía:
mañana sufrirán, mañana largos
batallones de muertos
posarán la cabeza entre un río de llantos.